Toda nuestra vida expuestos a unas metas tan lejanas, a unos pilares demasiado altos.
Nos hacen sentirnos chiquititos e indefensos ante este lugar llamado mundo.
Nos hacen creernos su mentira, nos hacen ser infelices a propósito, nos venden su maldita verdad, y nosotros como mandados aceptamos y callamos, mientras nos morimos por dentro, por querer gritar que no queremos ser igual que los demas. Gritemos a la diferencia, no a los límites expuestos, no a barbies, ni a los canones ni de belleza, ni de mierdas de esas. No pagemos por nuestra personalidad, ni nuestro estilo, pero mucho menos por lo que no queremos ser.
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